jueves, 16 de octubre de 2008

HACER DE UN NIÑO, UN LECTOR




l. ¿Cómo un niño se hace lector?
Compartiendo espacios donde se lea y leer sea bien visto; espacios donde un adulto que valora la lectura, valora que el niño lea.

El acceso de niños y jóvenes al libro se concibe, muchas veces, como un hecho espontáneo casi natural, sin embargo la lectura es a veces inalcanzable. Esta afirmación no está referida sólo a la falta de libros, ni a las dificultades que inicialmente pueden darse y provocarse en el proceso de adquisición de la lectura; sino que está especialmente vinculada a las relaciones que se establecen entre el entorno en que se desarrollan los niños y jóvenes y el uso y valoración que en él se haga de la lectura.

Existen situaciones cotidianas, que comparten distintos sectores sociales, plenas de impedimentos culturales para acceder a la lectura y es posible que los que logran vencer los obstáculos corran el riesgo cierto de entrar en conflicto con las costumbres y valores del ámbito social en el que viven. Cuando no se pertenece a una comunidad lectora, leer puede considerarse una actividad un tanto inútil, una pérdida del tiempo que se podría destinar a otras tareas o a divertirse, un permanecer inactivo sin estar haciendo nada.

Cuando se vive en una comunidad no lectora, ingresar a la lectura es apartarse, separarse del grupo de pertenencia, diferenciándose. Si se tiene una mirada estrecha para pensar la relación con el conocimiento, el introducir nuevas prácticas y valores puede ser percibido como peligroso y transformase en un asiduo lector en algo extraño y atípico; porque la lectura, que es una actividad aparentemente individual y aislada, se desarrolla en un entorno social que la dota de sentido.

2. ¿En qué entorno un niño se hace lector?
En el círculo de relaciones más primarias y cercanas, dentro del cual está la familia y donde puede existir un adulto o un par que mediatice la relación con el mundo de los libros. La mencionada es una buena posibilidad pero no todos los niños la tienen, hay vastos sectores sociales y no sólo los más desprotegidos que no acceden plenamente a la lectura.

Pero sí todos los niños deben ir a la escuela y allí está disponible el adulto más indicado para esa mediatización: el maestro y el entorno privilegiado para su formación como lector: el salón de clase y una biblioteca.


FUENTE:
Provincia de Buenos Aires. Dirección General de Cultura y Educación. Subsecretaría de Educación. Dirección Provincial de Educación de Gestión Estatal
Dirección de Educación General Básica. Gabinete Pedagógico Curricular - Lengua